domingo, 28 de abril de 2013

EL DIABLO EN LA CALDERONA


Cuenta lo sucedido a principios del siglo XX al sereno Ángel María, encargado de encender los faroles en las noches y dar las horas cuando en Zaruma aún no había un reloj publico. El sereno vivía en el barrio San Francisco y cierta noche escuchó el llamado desesperado de un viajero a quién se le apareció el diablo en el sitio la Calderona, un lugar tétrico que desemboca en un barranco.
    “¡Ángel  María!   ¡Ángel  María!   ¡Por Dios, socórreme!  Gritaba desesperado el infortunado hombre.
El “Negro” Angel Maria sale angustiado a ver qué pasa y ¡Oh sorpresa! Observa que el hombre se acercaba montando un asustado burro y con el Diablo al anca. Presuroso el sereno penetra a su casa y regresa de inmediato con un crucifijo bendito; Cristo clavado en la cruz que había recibido en la Iglesia por muchas ocasiones baños de agua bendita; ante esta circunstancia, el bulto maléfico se desprendió y rodo barranco abajo haciendo un ruido tremendo. Su cuerpo peludo se fue perdiendo en la obscuridad, aunque sus ojos de braza, como “puchos” encendidos de cigarro, aun se dejaban ver lejos.
El hombre que vivió el terrorífico episodio cayó desde la silla de montar al suelo, sin conocimiento, mientras que el burro bajaba la calle San Francisco a carrera desenfrenada…
Unos vecinos acudieron al bullicio, trataron de ver al diablo pero fue imposible, únicamente un hombre con palidez de muerte yacía desmayado mientras el ambiente se impregnaba de olor a azufre quemado y una fetidez de porquería…………”

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