“Patasola, Patasola, lamento que vivas sola, pero
si te atreves a agredirme yo te cortaré tus muletas, mejor vete y haz maletas”. Es una oración que se debe
conocer si se anda de viaje por el
Amazonas de Colombia. Pues habita entre la maraña espesa de la selva
virgen, en las cumbres de la llanura una temida y diabólica criatura.
Desde
hace mucho tiempo en las frías montañas, en los bosques misteriosos de en las
selvas encantadas de Colombia. Se dice que existe un extraño ser, medio mujer,
medio tronco, luce abundante cabellera de la que cuelgan serpientes de múltiples colores. En su rostro sobresalen
ojos de fuego, de penetrante mirada, uno verde como una esmeralda y el otro
rojo brillante e intenso como un rubí. Entre sus labios púrpura resaltan sus
dientes de diamante y de oro. Sus manos las apoya en el suelo aún estando
erguida, parecen muletas para sostenerse y mantener el equilibrio. La Patasola,
en vez de pie tiene el casco de un toro o vaca, pie humano o pezuña de oso,
siempre al revés. De agresiva actitud y su carácter es más oscuro que el
carbón.
Dicen
que fue una mujer infiel a su esposo, quien al encontrarla con otro hombre, le
cortó la cabeza de un solo machetazo y a la mujer le asestó tremendo peinillazo
al cuadril que le bajo la pierna como si fuera la rama de un árbol, luego la
tomó, la llevó al centro de la selva y allá la dejó abandonada para que muriera
lentamente desangrada y pagara por su infidelidad. Pero por los “decretos del
destino,” ella sobrevivió y se
transformó en un espanto, su cuerpo sufrió varias mutaciones, su única
pierna quedó convertida en las garras de un oso y sus manos se alargaron de una
forma grotesca, aprendió a correr y a saltar en una sola pata y cuando lo hace
tiembla la tierra.
Cuando
un niño se pierde, La Patasola se transforma en una mujer maternal, que le da
de la mano, lo arrulla para que se calme, es una gran atrapadora de niños, a
los que se los lleva al monte donde los
devora dejando solo los huesitos. Cuando es un hombre el que va sólo por
el Amazonas, la malvada se convierte en una mujer bellísima que los llama y los
atrae para enamorarlos, hasta transformarse en una fiera que le salta encima, le chupa la sangre y termina
triturándolo con sus agudos colmillos. En el caso de las mujeres, Patasola
imita el sonido del llanto de un bebé, así la mujer, llevada por su faceta
maternal, sigue la voz del bebé hasta caer en sus garras.
Hay
gente que asegura haberla visto saltando con su sola pata, por caminos,
sierras, cordilleras y montes, chorreando
sangre de la pata mocha, lanzando lastimeros gritos. Dicen que es el
alma en pena de una mujer infiel, que vaga por los montes, valles y llanuras;
mujer que deshonró a sus hijos y no respetó a sus esposo.
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