Con
apenas dieciséis años cumplidos una joven rebelde se creía lo suficientemente
madura para tomar sus propias decisiones, desafiaba a sus padres y saliendo a escondidas cuando ellos
dormían. Su novio la esperaba siempre unas calles más delante, bebiendo en su
auto mientras ella llegaba, después de un par de besos, tomaban su rumbo, esa
noche era hacia una fiesta muy esperada, pues según se rumoraba habría alcohol
hasta para llenar una piscina y bañarse en el.
Cuando
llegaron a la fiesta, ciertamente era lo esperado, decenas de chicos bebiendo
hasta ahogarse y las parejas besándose por los rincones. No tuvo que pasar
mucho tiempo, para que surgiera una discusión, el chico que la acompañaba la
había dejado sola para coquetear con las demás muchachas del lugar. La joven
aunque era rebelde, seguía siendo una niña y armó un gran escándalo que
avergonzaba a su novio, este la tomó por la fuerza, y la subió al auto a empujones para regresarla a su casa, la chica
gritaba y lo manoteaba. Y el joven hacia lo mismo.
De
repente una fuerte luz los encandiló y lo siguiente fue un tremendo estruendo
producido por el impacto frontal contra otro coche. La Policía y un equipo de
urgencias llegaron muy rápido, la chica aun estaba viva, y a su lado otra
muchacha le sujetaba la mano, con su último aliento le dijo: -Dile a mis padres que me perdonen, y que
los amo-
El
doctor que la atendía preguntó a la chica si la conocía, pues tenían que avisar
a sus padres.
-Imposible-
dijo la chica muy consternada –la pareja que ha muerto en el otro coche…
Eran sus padres, al igual que yo salieron a buscarla…
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