Suena el toque de queda.
Por el barrio de las Tenerías, caminaban apresuradamente, los que tarde
vuelven al hogar. Cruzan ese barrio deseando llegar cuanto antes a sus
casas y sin atreverse a confesar el temblor de espanto que sienten al
pasar por allí.
A lo lejos, el grito
del centinela se antoja escalofriante. Envuelve al barrio un ambiente de
trajedia que se adentra hasta las mismas humildes viviendas.
Cuentan los encillos
vecinos, con misterio y con horror, que el diablo noche a noche pasea
por aquel rincón de la ciudad, dejando a su paso un penetrante olor a
azufre.
Por eso es, que apenas oscurece, las puertas son atrancadas, las familias se recojen y sólo rompe el silencio la voz del sereno.
Una oscurisima noche
cuando el vigilante gritaba: ¡Las doce y sereno………! los vecinos del
lugar, oyeron espantados los gritos desesperados pidiendo socorro; pero
todas las puertas permanecrion cerrdas nadien abrió la suya al infeliz
que demandaba ayuda, y el grito perdio en el silencio de la noche.
Al día siguiente,
apenas amaneció, un abriego que se encaminaba al cercano laborío, se
encontró con un hombre , que inconsiente, yacía junto a una cerca. S
acercó a él para auxiliarlo y cuando y cundo volvió en sí le conto que:
“trasnochador y mujeriego, venía en busca de nuevas aventuras, cuando al
paso le salio un hombre envuelto en negros ropajes. En su cara,
horrorosamente fea brillaban como centellas sus ojos y dejaban ver dos
largas y delgadas piernas y que, teniéndolo tan cerca de él ,
sobrecojido de terror, logró sacar el cuchillo que siempre llevaba al
cinto y lo había hundido varias veces en el pechode aquel extarño ser,
sin herirlo y sin lograr que se alejara, hasta que, no pudo resistir por
más tiempo las centellantes miradas que lo cegaban perdió el
conocimiento”.
Muchos de los vecinos
aseguraban haber visto el mismo diablo paseando por el aquel lugar .
Desde entonses se conose a ese barrio de Monterrey con el nombre de el
Rincón del Diablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario