jueves, 2 de mayo de 2013

¿QUETZALCOATL EN CERRALVO

Alonso de León, capitán y cronista, hizo expediciones de suma importancia para el descubrimiento y población del Noreste. En 1643, realizó una de estas jornadas, partiendo de la Villa de Cerralvo a las Salinas de San Lorenzo.
Entre la numerosa gente militar y de servicio que le acompaño iba, en calidad de intérprete, Martinillo, indio cataara.
Gustaba el cronista de conversar con los indios, a fin de informarse de sus costumbres. Conocedor de la región, Martinillo le sugirió que el regreso de la jornada se hiciese “por aquellos bosques que acullá aparecen” (y señalo hacia más allá del río de San Juan.
Relató que había allí un ojo de agua que “no corre, ni crece, ni mengua ni se le halla fondo”; y que en su bordo crecá “una macolla de trigo que espiga y grana”, la que, aunque los indios la cortaban, volvía a salir y jamás faltaba.
Contó ademas Martinillo cómo oía decir a los indios ancianos que sus mayores les decían que a ese lugar “venía algunas veces un hombre de buen rostro y mozo y les decía muchas cosas buenas”, pero que, cuando se alejaba, “venía otro hombre muy feo, pintado como ellos y les decía que no le creyesen, que era un embustero”.
Nuevamente volvía el hombre bueno, pero, al hablarles, se le veía triste y “se iba con poco fruto”; hasta que, convencido de que no le querían seguir, se alejó para siempre, dejando “la estampa de los dos pies en la piedra donde se paraba y que hasta ahora estaba así”.
En el viaje de retorno, la expedición tomó por un rumbo muy alejado. Ya en Monterrey, el gobernador Don Martín de Zavala ordenó hacer una jornada al sitio aledaño, pero se frustró la salida porque Martinillo enfermó y murió.
El cronista asocia el relato a la tradición de Quetzalcoatl y conjetura, por otra parte, que pudiera tratarse de Alvar Nuñez Cabeza de Vacao del alguno de los suyos que “parece, por buena regla de cosmografía… era forzoso que pasen por muy cerca de donde hoy es la villa de Cerralvo

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